martes, 12 de abril de 2011

All you need is love.

Al fin, era él.

Bajaba los escalones del autobús poco a poco y se dirigía a coger su maleta. Había estado fuera una semana y yo llevaba esperando encontrarme con él desde que le vi por última vez al salir del instituto tres días antes de que se fuese. No tuve ocasión de despedirme. Éramos amigos, pero hacía meses que no hablábamos; y yo, sin saber por qué, me dedicaba a escribir su nombre por todas partes.

Cuando se acercó, me olvidé de todo lo que nos rodeaba. Por un instante noté como si el mundo estuviese dispuesto a pararse por nosotros. Sus labios rozaron los míos y sus manos encontraron mi cintura por primera vez. Siempre había soñado con algo así, pero ni siquiera fui capaz de imaginármelo. Era prácticamente imposible que aquello estuviese sucediendo.

Y en efecto, era casi completamente irreal, ilógico, utópico, etéreo y falaz.

Pero sin duda alguna, y sobre todo, capaz de acelerarme el corazón, prácticamente, a diez mil pulsaciones por segundo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario